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A MIS HIJOS
Te ví llegar de tu viaje mágico y milagroso
en las manos de dios, desde su ofrenda y bondad
desde su eterna promesa y tu despertar ruidoso hasta mi lacia espera
hasta mi vasta soledad
Con algarabía de ebrio asomaste en la noche
allí te dejó en mis brazos tras un tácito guiño
en tu traje de vientre, todavía húmedo y en fecundo pose, cálido, raso
marinado en sagrado aliño
Todo se detuvo y enmudeció en ese eterno segundo
sólo adas, ángeles y duendes alborotaban en contraste
en ese instante fui el hombre más feliz del mundo
porque al fin me escuchó el amor, porque del amor llegaste.
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